Mochuelo en el páramo

La idea inicial era husmear al amanecer por el páramo de La Lora, en busca de pelo. Por desgracia, aún muchos pastizales están sin segar y no es fácil localizar a los pequeños carnívoros; incluso los corzos son poco visibles entre las hierbas altas. Estas tierras del sur de Cantabria me tienen maravillado desde que hace años realicé un trabajo sobre su avifauna reproductora. Aquí hay especies exclusivas del mundo mediterráneo, muy raras o inexistentes en el resto de la región, como la curruca tomillera, la curruca carrasqueña, la collalba rubia o la abubilla. Precisamente tenía en mente intentar fotografiar a las abubillas y me camuflé en una zona querenciosa. Las abubillas me dieron esquinazo, pero en el lugar adecuado se posó este auténtico broncas: el mochuelo.
A pesar de su pequeño tamaño, este búho es realmente agresivo y recuerdo bien cuando en alguna ocasión he realizado recuentos nocturnos de aves con reclamo, cómo los mochuelos son los primeros en contestar. Y conviene apagar el reproductor rápido, pues su grado de excitación llega a ser muy elevado.
En definitiva, uno se levanta a las 05.15 h para fotografiar mamíferos y termina fotografiando a un búho a las 11.00 h de la mañana en uno de los días más soleados y calurosos del año. ¿Quién lo entiende?

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