Los transgénicos se obtienen cuando se modifica genéticamente el ADN de una planta, un animal o un microorganismo. Normalmente se hace esta modificación en las plantas con el objetivo de insertarles genes que le dan un aspecto en específico. También, se han comenzado a utilizar para añadir ciertos virus o plagas dentro de estos alimentos.
Al ser una práctica no natural es lógico que modifique de forma negativa los alimentos a los cuales se les añade estos transgénicos, esto tiene un impacto muy grande en el medio ambiente ya que se está modificando el ecosistema en el que se encuentran.
En el mundo existen dos tipos de transgénicos que son los más populares unos son resistentes a los herbicidas que se echan en los campos de cultivo, esto hace que sin importar cuando se añada, los alimentos permanezcan intactos y en buen estado. El segundo, es un tipo de transgénico que hace que el alimento sea capaz de producir su propio insecticida lo que hace que no se necesite de un gran cuidado más que de riego.
Sin embargo, ambos son muy perjudiciales para salud, en el caso del primero, los herbicidas penetran de forma tal que ni con lavarlos u hervirlos logramos deshacernos de ellos. Y en el segundo caso, los creadores de los transgénicos no están seguros si después de su cosecha dejan de producir este insecticida, lo que quiere decir, que si lo consumimos, podría seguir reproduciéndolo dentro de nuestro cuerpo, lo que sin duda, es demasiado perjudicial para la salud.
Al crear estos alimentos que tienen características que nunca tendrían si fueran de forma natural, hacemos que se modifique todo el ecosistema en el que viven estos alimentos. Es decir, la tierra, el agua, las raíces, etc. aunque no sea tan perceptible, poco a poco esto está dañando el medio ambiente ya que introducir transgénicos a un determinado tipo de tierra lo hace poco apta para producir alimentos sin químicos. Esto quiere decir que por mucho que dejemos de introducir los transgénicos, si plantamos los alimentos en esta tierra, estos también tendrán químicos, de esta forma, se crea un círculo vicioso que parece nunca tener fin.
Los alimentos a los que más se les introduce transgénicos son el maíz, el algodón y la soya. Aunque a simple vista parezca que no son alimentos que se consumen por personas de forma constante, se incorpora en mucha comida de los animales, no solo aves sino también perros y gatos, por lo que el daño se desvía también hacia la fauna.
Además, es necesario entender que estos tres alimentos, sirven para elaboración de muchos otros, como carne vegana, mantequilla, diferentes tipos de harinas, aceites, galletas, comida rápida etc. esto hace que de forma casi inconsciente las personas estén consumiendo estos químicos que pueden llegar a ser muy dañinos para la salud.
Las empresas más grandes creadores de estos químicos, son quienes lamentablemente controlan la mayoría de las investigaciones que hablan sobre el impacto de estos en el medio ambiente, en la fauna y en el organismo humano. Como resultado de esto, se tiene muy poco conocimiento sobre los efectos nocivos que tiene. De hecho, muchos países creen que son alimentos que no presentan ningún peligro y se dedican a comercializarlos en grandes cantidades.
Sin embargo, algunos científicos han resaltado las diferentes lagunas conceptuales que existen en las investigaciones que afirman que no son productos abrasivos, y además que estos transgénicos pueden ser capaces de producir resistencia hacia una gran variedad de medicamentos tanto antibióticos como de tratamientos como cáncer u otras enfermedades.
Por todas estas razones, es importante crear consciencia sobre el uso de estos insumos químicos que más que ser beneficiosos para las personas, tienen efectos negativos. Es necesario comenzar a incitar la producción de campesinos regionales que producen sus productos de forma natural, y no las transnacionales a las que se les hace muy fácil modificar los alimentos. Además, es responsabilidad de cada uno observar bien qué clase de alimentos está consumiendo para no caer en las publicidades engañosas que nos muestran alimentos completamente naturales y sanos, sin embargo, por detrás tienen un sinfín de químicos y compuestos artificiales que son dañinos.