Tal vez sea un título un tanto exagerado, pero es cierto que la curruca rabilarga parece adaptarse a cualquier ambiente siempre que esté dominado por vegetación arbustiva, con independencia de su cobertura. Aquí en Cantabria se la encuentra en ambientes tan diversos como los tojales atlánticos de la franja costera o los paisajes xerófilos de La Lora, donde se mueve entre genistas, enebros rastreros y encinares degradados. En la Cordillera Cantábrica ocupa laderas cubiertas de brezales y piornales, en ocasiones situadas a más de 1.600 m de altitud. Ésta la fotografié en la Sierra de la Braña, en el PN de Fuentes Carrionas. Unos días antes un macho cantaba sobre un brezo muy cerca de allí, en la Sierra de Híjar.
Ese día buscaba pechiazules, que no aparecieron, pero este huidizo y precioso pájaro contribuyó a que el viaje de madrugada a las montañas cantábricas mereciera la pena.
