Ciertamente el alimoche no es la rapaz más atractiva de la fauna ibérica. Además, si el ejemplar es un subadulto con aspecto desaliñado como el de la foto, no contribuye a ganar admiradores.
Debido a su pequeño tamaño, el alimoche tiene escasas oportunidades cuando aparece carroña en el campo; los enormes buitres leonados suelen dar cuenta de los mejores bocados y resulta cómico observar al alimoche deambular “distraído” por la periferia en busca de alguna brizna de comida. En realidad, el momento de este carroñero llega cuando los buitres han acabado con la mayoría del alimento disponible y comienzan a marcharse. El alimoche aprovecha entonces los pellejos, restos de carne entre los huesos y demás viandas apetitosas, siempre y cuando no tenga la compañía de cuervos o zorros, que compiten con él por los mismos recursos.
¡Vaya vida!